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miércoles, 11 de agosto de 2010

Poemas Delmira Agustini





Nace en Montevideo-Uruguay, el 24 de octubre del 1886. Además de componer versos desde que tenía 10 años, realizó estudios de francés, música y pintura. Colaboró en la revista La Alborada, también en Apolo del poeta Manuel Pérez y Curis. Formó parte de la Generación de 1900, junto a Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Horacio Quiroga, al que consideraba su maestro. Darío llegó a compararla con Santa Teresa, diciendo de ella que era la única, desde la santa, en expresarse como mujer. Se especializó en la sexualidad femenina en una época en la que el mundo estaba dominado por el hombre. Su estilo pertenece a la primera fase del Modernismo y sus temas tratan de la fantasía y de materias exóticas. En 1907 edita su primer poemario, El libro blanco, al que siguen Cantos de la mañana (1910) y Los cálices vacíos (1913). Muere trágicamente el 6 de julio del 1914.





POEMAS




TU BOCA



Yo hacía una divina labor, sobre la roca

Creciente del Orgullo. De la vida lejana,

Algún pétalo vivido me voló en la mañana,

Algún beso en la noche. Tenaz como una loca,

Seguía mi divina labor de roca,

Cuando tu voz que funde como sacra campana

En la nota celeste la vibración humana,

Tendió su lazo de oro al borde de tu boca;

—¡Maravillo nido del vértigo, tu boca!

Dos pétalos de rosa abrochando un abismo…

—Labor, labor de gloria, dolorosa y liviana;

¡Tela donde mi espíritu se fue tramando él mismo!

¡Tú quedas en la testa soberbia de la roca,

Y yo caigo sin fin en el sangriento abismo!


LA MUSA



Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;

Con dos ojos de abismo que se vuelvan fanales;

En su boca una fruta perfumada y bermeja

Que destile más miel que los rubios panales.

A veces nos asalte un aguijón de abeja:

Una raptos feroces a gestos imperiales

Y sorprenda en su risa el dolor de una queja;

¡En sus manos asombren caricias y puñales!

Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,

Y sea águila, tigre, paloma en un instante.

Que el Universo quepa en sus ansias divinas;

Tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,

Y una frente que erguida su corona reclame

De rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas!



¡AVE ENVIDIA!



¡Áspid punzante de la envidia, Ave!

Tú fustigas la calma que congela,

El rayo brota en la violencia, el ave

En paz se esponja y acosada vuela.

Si hay en Luzbel emanación divina

En ti hay vislumbre de infernal nobleza,

Rampante, alada, la ambición fascina

-Y si tu instinto al lodazal se inclina

¡Reptil tú eres y tu ley es ésa!

Mírame mucho que mi mente inflamas

Con la luz fiera de tus ojos crueles…

¡Ah si vieras cuál lucen tus escamas

En el tronco vivaz de mis laureles!

Gozaste el día que abismé mis galas,

Cóndor herido renegando el vuelo;

¡Hoy concluye tu triunfo, hay en las alas

Fatalidad que las impulsa al cielo!

Si de mis cantos al gran haz sonoro

Tu cinta anudas de azabache fiero,

Sabio te sé: de mi auroral tesoro¡

Lo que dejes caer yo no lo quiero!

Esa cinta sombría es la Victoria…

Cuando describes tu ondulado rostro

Por todos los sendero de la gloria

Muerdes sombras de ala, luces de astro.

Forja en la noche de tu vida impía

Cruces soñadas de mi blanca musa,

¡Si ha de vivir hasta cegar un día

Tus siniestras pupilas de Medusa!

No huyas, no, te quiero, así, a mi lado

Hasta la muerte, y más allá: ¿te asombra?

Seguido la experiencia me ha enseñado

Que la sombra da luz y la luz sombra…

Y estrecha y muerde en el furor ingente;

Flor de una aciaga Flora es esclarecida,

¡Quiero mostrarme al porvenir de frente,

Con el blasón supremo de tu diente

En los pétalos todos de mi vida!


LAS ALAS



Yo tenía...¡dos alas!...

Dos alas, Que del Azur vivían

como dos siderales¡ Raíces!...

Dos alas, Con todos

los milagros de la vida, la Muerte

Y la ilusión. Dos alas. Fulmíneas

Como el velamen de una estrella en fuga;

Dos alas.Como dos firmamentos

Como tormentas, con clamas y con astros...

¿Te acuerdas de la gloria de mis alas?...

El áureo campaneo

Del ritmo; el inefable

Matiz atesorando

El Iris todo, más un Iris nuevo

Ofuscante y divina, que adorarán

las plenas pupilas del Futuro

(¡Las pupilas maduras a toda luz!)...

el vuelo... El vuelo ardiente,

devorante y único,

Que largo tiempo atormentó los cielos,

Despertó soles, bólidos, tormentas,

Abrillantó los rayos y los astros;

Y la amplitud: tenían

Calor y sombra para todo el Mundo,

Y hasta incubar un más allá pudieron.

Un día, raramente

Desmayada a la tierra,

Yo me adormí en las felpas

profundas de este bosque...

¡Soñé divinas cosas!...

Una sonrisa tuya me despertó, paréceme...¡

Y no siento mis alas! ¿Mis alas?...

—Yo las vi deshacerse entre mis brazos...

¡Era como un deshielo!


OTRA ESTIRPE


Eros, yo quiero guiarte, Padre ciego...

Pido a tus manos todopoderosas

¡su cuerpo excelso derramado

en fuego sobre mi cuerpo desmayado en rosas!

La eléctrica corola que hoy despliego

brinda el nectario de un jardín de Esposas;

para sus buitres en mi carne

entrego todo un enjambre de palomas rosas.

Da a las dos sierpes

de su abrazo, crueles, mi gran tallo febril...

Absintio, mieles,

viérteme de sus venas, de su boca...

¡Así tendida, soy un surco ardiente

donde puede nutrirse la simiente

de otra Estirpe sublimemente loca!



EL VAMPIRO



En el regazo de la tarde triste

Yo invoqué tu dolor...

Sentirlo era ¡Sentirte el corazón! Palideciste

Hasta la voz, tus párpados de cera

Bajaron... y callaste...

Pareciste Oír pasar la Muerte...

Yo que abriera

Tu herida mordí en ella

—¿me sentiste?—

¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente

Tu corazón herido mortalmente,

Por la cruel daga y exquisita

De un mal sin nombre,

¡hasta sangrarlo en llanto!

Y las mil bocas de mi sed maldita

Tendí a esa frente abierta en tu quebranto.

¿Por qué fui tu vampiro de amargura?

¿Soy flor o estirpe de una especie oscura

Que come llagas y que bebe el llanto?


OFRECIENDO EL LIBRO


Porque haces tu can de la leona

Más fuerte de la Vida,

y la aprisiona

La cadena de rosas de tu brazo.

Porque tu cuerpo es la raíz, el lazo

Esencial de los troncos discordantes

Del placer y el dolor,

plantas gigantes. Porque emerge

en tu mano bella y fuerte,

Como en broche de místicos diamantes

El más embriagador lis de la Muerte.

Porque sobre el Espacio te diviso,

Puente de luz, perfume y melodía,

Comunicando infierno y paraíso.

—Con alma fúlgida y carne sombría…




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Rosana

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