Acaricia la noche sus sentidos, al abrigo mismo del silencio, no teme pero calla, solo desea que pase rápido, su tortura, la agonía que acongoja de repente los latidos, casi no respira, se hace cuesta arriba el día a día.
Un alarido del alma, acalla todo lamento del momento, es tal vez una superviviente
Las lágrimas no asoman, solo la tristeza de verse cada vez más vencida, por el odio, el rechazo, la mentira, el desamor, así se va hundiendo día tras día en un infierno que la domina, dejando de ser la persona alegre de antaño.
Suspira retoma el aliento, aviva los sentidos otro día más que tendrá que sobrevivir al tormento que le ha tocado vivir, en su latente desgracia aun sonríe.
© 2019 Rosana Martí ®
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