Hace un año y poco más que cambié mi hogar por otro, mejor ubicado cerca del trabajo. Los antiguos propietarios dejaron como legado una lamentable planta: desnutrida, seca, carente de brillo y apariencia. Inicialmente, consideré deshacerme de ella, pero, me dio pena, con el poco tiempo que tengo, le dediqué cuanto pude para cuidarla. Por cierto, desconocía su nombre. La aboné, mejoré la tierra, eliminé las hojas secas, la limpié de los molestos insectos que la afectaban. La regué y la cuidé con esmero. Estaba tan mal que, cuando llovía, el viento la derribaba. Cuántas veces la encontré volcada en la terraza, pensé:
- "Pobre, no tiene fuerzas ni siquiera para sostenerse".
Sin embargo, poco a poco, fue recuperando fuerza, entoncés empezaron a brotar hojas nuevas con un verde más intenso y robusto, rebosantes de vida. Ahora, en sus hojas, surgieron tres capullos de belleza exquisita; la flor ha salido. Finalmente, descubrí como la llaman: "Ave del Paraíso", hermoso nombre para una planta que habían dejado medio moribunda en su hábitat. Ahora, comienza a resplandecer y ha inspirado este poema.
AVE DEL PARAÍSO
(poema dedicado a ti)
En el rincón donde el sol acaricia la tierra,
bajo cielos de azul profundo y luz eterna,
se alza la Ave del Paraíso, joya secreta,
un poema de la naturaleza, obra completa.
Sus hojas se despliegan como plumas de arte,
en danza con el viento, una sinfonía aparte.
Pinceladas de emoción siento,
en cada pétalo, un suspiro, una canción.
Tus raíces ancladas en la tierra firme,
se elevan en sueños, en busca de lo sublime,
en tus ramas danzan susurros de historias,
cuentos que la brisa lleva en su memoria.
Así, en cada rincón donde tu esplendor florece,
la poesía se entrelaza con la vida y crece.
Eres la musa que inspira este sentir,
Oh, Ave del Paraíso, en tu magia quiero vivir.
© 2024 Rosana Martí ®
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