Juan
Vicente Piqueras Salinas, nace un 17 de diciembre del 1960 en Los Duques de
Requena (Valencia). Poeta español
licenciado Filología Hispana por la Universidad de Valencia. Además a trabajado como
locutor de radio, actor, traductor, guionista y profesor de español para
extranjeros. En 1985, Cuadernos Hispanoamericanos publica su primer libro de
poesía "Tentativas de un héroe
derrotado". En el año 1987 la editorial italiana Stelle de Sassuolo
publica "Castillos de Aquitania".
En 1991 le es otorgado el primer premio de el Premio Nacional de Poesía José
Hierro, otorgado por el famoso poeta José Hierro, con el libro "La palabra cuando". En 1999 le fue
concedido el primer premio internacional Antonio Machado en Úbeda (Jaén) por su
obra "La latitud de los caballos",
editada por Hiperión.
Obras
Tentativas de un héroe derrotado (1985), Castillos de Aquitania (1987), La
palabra cuando (1992), premio José Hierro. La latitud de los caballos (1999), premio Antonio Machado. La edad del agua (2004) Adverbios de lugar (2004), accésit del
premio Ciudad de Melilla. Palme
(2005) Aldea (2006), premio Valencia
de poesía, premio de la
Crítica valenciana y Premio del Festival Internacional de
Medellín. Palmeras (2007) La hora
de irse (2011) Atenas (2012), Premio Loewe.
Actualmente
trabaja como jefe de estudios del Instituto Cervantes de Argel.
POEMAS
CONFESIÓN DEL FUGITIVO
Sólo soy feliz yéndome.
No entre cuatro paredes, con sus
sendas espadas,
sino entre aquí y allí, una casa y
otra,
ajenas ambas preferiblemente.
No puedo ya, ni quiero, estarme
quieto.
Ni ahora ni después. Ni aquí ni
allí.
En todo caso ahí, donde estás tú,
seas quién seas tú, ponme tu
nombre
en los labios sedientos,
insaciables.
Yo no soy yo ni puedo tener casa.
No digo ya porque nunca lo fui,
nunca la tuve, siempre fui
extranjero
dentro y fuera de mí. Soy lo que
no:
el mendigo que duerme bajo el
puente
que une mis dos orillas y yo cruzo
sin poder, día y noche, detenerme.
Escribo porque busco, porque
espero.
Pero ya no sé qué, se me ha olvidado.
Espero que escribiendo
llegue a acordarme. Insisto en la
intemperie.
Sinvivo entre paréntesis
en el espacio vivo y tiempo muerto
de la espera de qué, entre dos
aquíes.
Nunca en sino entre. Sal de mí,
seas quien seas tú, déjame en paz
o acaba ya conmigo y con la miel
amarga de estar solo hablando
solo.
He decidido que mi patria sea
no decidir, no estar en ningún
sitio
sino de paso, puentes, naves,
trenes,
donde yo sea sólo el pasajero
que sé que soy, sintiendo
que me inquieta la paz,
que la quietud me asusta,
que la seguridad no me interesa,
y sólo soy feliz cuando me sé
fugaz.
POEMA QUE ES OTRO
Me equivoqué de vida y la que llevo
está escrita por nadie
en una lengua que yo no comprendo.
Cierro el libro y los ojos.
No quiero ver la luz de lo negado.
Como quien se equivoca de tren en otro libro
me he equivocado de vida
y no sé adonde me lleva
esta sucesión de errores.
ALÉJATE DE MI
Yo soy la puerta de tu habitación.
Soy tu espejo y tu armario
y la duna de dudas de tu almohada.
Soy el incendio que llama cenizas
a su futuro, fe a lo que le falta,
el miedo a no saber amar, tu sed.
Ábreme, entra en mi espejo, suéñame
como desees tú, como tu alma
me necesite, esparce las cenizas
de tu necesidad sobre mis hombros
y aléjate de mí, no soy el hombre
con quien serás feliz, soy sólo el nombre
de una estrella fugaz.
Cuando despiertes
estaré muerto ya pero alumbrándote.
GOTA A GOTA
Una herida gotea día y noche,
pertinaz, como un grifo que no cierra
dentro de mí, en mi huida, horada el mármol
de la paciencia, llena la bañera
de llanto de los ríos donde el agua pasada
ya no mueve molinos ni pasiones
sino musgo, pereza, se desborda,
inunda lo mejor de mí, se pudre
la madera del suelo de no saber amar.
Es silenciosa este agua que me desea ahogado.
Mana de mí, me anega, me amenaza
su callado caer de húmeda muerte.
Oigo mi herida gotear. Comprendo
que no puedo escapar a este sonido
obsesivo. Es un grito que no halla
palabras para ser más que lamento.
El agua, sucia, sube hacia las ingles.
Quien desea y no hace va pudriéndose.